Anillos y helicópteros
Alegría y lágrimas son incontenibles. Euforia máxima y una mirada íntima revelan la intensidad del momento. ¡Bárbara dijo que sí!
Corría pleno invierno en Santiago y la hoja de producción detalla: novia, novio, helicóptero, anillos y una loca propuesta. El clima no está colaborando y la posibilidad de cancelar el vuelo es real, por lo que hay que estar preparados y listos para subirse al helicóptero desde temprano. Tormenta de nieve la noche anterior, viento caluroso durante esta mañana.
Faltando minutos para medio día converso con Gastón, el guía de Heli-Ski que nos acompañará en la misión y me dice que el vuelo está confirmado que despegamos a las tres en punto.
Un mes antes y desde algún lugar de Brasil, André me está contactando para darle curso a este plan. Le pedirá matrimonio a su novia y quiere hacerlo en grande. La Cordillera de los Andes le parece el lugar indicado y está decidido, no hay vuelta atrás.
El despegue y los primeros minutos de vuelo avanzan normalmente. Sobrevolamos la cordillera, quedando en evidencia el invierno más seco del que hayamos sido testigos en la zona central de Chile.
Ni cinco minutos pasan desde que aterrizamos Cordillera adentro y André me señala la cumbre de un cerro cercano, es la señal que acordamos. Se sube el cierre de la chaqueta, se baja el cierre de la chaqueta repetidamente hasta que de su bolsillo saca una caja oscura. En su interior el anillo de compromiso que segundos más tarde adorna la mano de Bárbara.
Aparecen las lágrimas y las copas de vino. El viento aumenta igual que el inusual calor, mezclando nubes, pintando un atardecer para el recuerdo.